El primer capítulo
Versos 2 al 13

(Imagen recortada © José Luiz Bernardes Ribeiro - CC BY-SA 3.0)
Sumario
En esta unidad, estudiaremos cómo Marcos introduce al lector al segundo tema de su evangelio: la misión o el camino de Jesús. El evangelio presenta a Jesús como el nuevo Moisés que nos guía hacia un nuevo éxodo que nos liberará de nuestra esclavitud del pecado. Marcos también nos presenta a Juan el Bautista, que, como había profetizado Malaquías, vino como el nuevo Elías para preparar el camino para el Mesías.
Al igual que el éxodo original comenzó y terminó con la separación de las aguas (del mar Rojo y del río Jordán), este nuevo éxodo también comenzó cuando Jesús entró en las aguas del Jordán para ser bautizado. Pero esta vez las aguas no se parten, sino que se abren los cielos. Este acontecimiento inesperado nos dice que este nuevo éxodo nos conducirá al interior de la vida de la Trinidad.
Objetivos de aprendizaje
Habrás completado con éxito esta unidad didáctica cuando puedas:
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Explicar el significado del nuevo éxodo y su conexión con Marcos 1, 2-3.
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Explicar qué es una cita combinada y por qué Marcos combinó Malaquías 3, 1 y Éxodo 23, 20 con Isaías 40, 3.
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Explicar cómo Marcos muestra que Juan el Bautista es el nuevo Elías.
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Explicar cómo el bautismo y la tentación de Jesús en el desierto están relacionados con el éxodo.
El nuevo éxodo
Como está escrito en el profeta Isaías: "Yo envío a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino; voz del que grita en el desierto: 'Preparad el camino del Señor, enderezad sus senderos'". (Mc 1, 2-3)
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Marcos afirma estar citando una profecía dada por Isaías, pero la realidad es un poco más complicada. Esta cita no proviene solamente de Isaías. Se trata de una fusión de tres pasajes diferentes del Antiguo Testamento. Esta práctica de unir diferentes textos para formar uno nuevo no era algo infrecuente en aquella época.
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La parte principal de la cita sí proviene de Isaías, concretamente del capítulo 40.
Una voz grita: | "En el desierto preparadle | un camino al Señor; | allanad en la estepa | una calzada para nuestro Dios". (Is 40, 3)
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Ya analizamos este capítulo en la unidad didáctica anterior, al explicar el versículo inicial del evangelio. Dios le dice a Isaías que proclame desde las cimas de las montañas la buena noticia de que viene con poder a salvar a Israel. Al hacerlo, Isaías utilizó un lenguaje y unas imágenes que nos recuerdan del éxodo en el que Moisés liberó a los israelitas de su esclavitud en Egipto y los condujo a la Tierra Prometida. El éxodo fue uno de los acontecimientos más importantes en la historia bíblica porque fue el momento fundacional que estableció a Israel como nación. Al liberar a los israelitas con la ayuda de Moisés, Dios demostró su poder, su amor y su fidelidad.
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Ahora que el pueblo estaba de nuevo en el exilio —el reino de David había llegado a su fin y Jerusalén y su templo habían sido destruidos—, Isaías y los demás profetas empezaron a considerar al éxodo original como el modelo de una futura redención. Proclamaron que Dios volvería a liberar al pueblo, como lo había hecho en tiempos de Moisés. Revelando su poder y su fidelidad, los profetas afirmaron que Dios reuniría a las tribus dispersas de Israel y las conduciría de nuevo a Sión, es decir, a Jerusalén. Estababan proclamando un nuevo éxodo.
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Los profetas utilizaron varias imágenes y motivos tomados del éxodo original para hablar de este nuevo éxodo; por ejemplo, desierto, monte de Dios, camino en el desierto, liberación de la opresión, juicio, hechos poderosos, alianza y banquete. Podemos identificar las profecías del nuevo éxodo por estas imágenes. En el pasaje de Isaías que Marcos está citando, Isaías previó que este nuevo éxodo comenzaría en el desierto. Al igual que el pueblo caminó por el desierto durante 40 años en el evento original, también atraversería por el desierto durante este nuevo éxodo. Por eso llama al pueblo a allanar una calzada en el desierto. Otros profetas utilizaron otras imágenes.
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La cita de Marcos sobre la llamada de Isaías a preparar un camino en el desierto nos recuerda de este acontecimiento original e implica que Dios volverá a salvar a su pueblo de esta manera. Marcos podría haber citado otras profecías del Antiguo Testamento, pero probablemente eligió ésta porque Isaías era uno de los profetas más reconocidos.
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Sin embargo, añadió algo de Malaquías que faltaba en Isaías. Aunque parte del pueblo ya había regresado a Jerusalén después del exilio, Malaquías vio que seguían viviendo en un exilio espiritual debido a que continuaban pecando. En su libro, describe sus pecados, tanto los de los sacerdotes como los del pueblo. El principal desafío para Dios durante el nuevo éxodo no será la reunificación de las tribus, dispersas por todo el mundo. Su verdadero reto sera cómo superar su pecado. Esto es lo que había causado el exilio en el primer lugar, y el continuo pecado del pueblo lo mantenía en un estado de exilio espiritual. Lo que Malaquías incluyó en su profecía, que no se encuentra en los escritos de los demás profetas, es que en este nuevo éxodo, Dios vendría a juzgar al pueblo para purificarlo de su pecado. Esta podría ser la razón por la que Marcos añadió un pasaje de Malaquías a la profecía de Isaías. A saber,
Voy a enviar a mi mensajero para que prepare el camino ante mí. (Mal 3, 1)
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Con ello, Marcos nos está diciendo que Jesús ha venido para salvarnos de nuestros pecados. En este nuevo éxodo, que Jesús pone en marcha, se hace hincapié en nuestra purificación y liberación de la esclavitud del pecado, más que en nuestra liberación de la esclavitud física, como ocurrió en el éxodo original.
Por último, Marcos también agrega un breve extracto del Libro del Éxodo. Si va a hablar sobre el nuevo éxodo, entonces tiene sentido que intente conectarlo con el éxodo original.
Voy a enviarte un ángel por delante. (Ex 23, 20)
En su primer versículo, el evangelio nos dice que Jesús es Dios con nosotros, que ha venido como el nuevo David y el nuevo Josué para traernos una nueva creación, para apacentarnos y salvarnos llevándonos al cielo. Ahora, en los dos versículos siguientes, nos dice que Jesús es también el nuevo Moisés que nos guiará en un nuevo éxodo que nos liberará de nuestra esclavitud del pecado.
Juan el Bautista
En la mayoría de las Biblias católicas, Malaquías es el último libro del Antiguo Testamento. Esto se debe a que en el orden católico habitual, los libros proféticos vienen al final, aunque algunas traducciones colocan los libros sapienciales allí. En cualquier caso, Malaquías es el último de los libros proféticos. El libro termina diciéndonos que Dios enviará a Elías antes de la llegada del gran día del Señor.
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Mirad, os envío al profeta Elías, antes de que venga el Día del Señor, día grande y terrible. Él convertirá el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, para que no tenga que venir a castigar y destruir la tierra. (Mal 3, 23-24)
Es decir, según el orden tradicional, el Antiguo Testamento termina con la profecía de que Elías regresaría para preparar la llegada del Mesías. Por eso, en el versículo 4, Marcos introduce a Juan el Bautista en la escena. Quiere que entendamos que él es el cumplimiento de esta profecía. Es decir, es el nuevo Elías que está preparando la venida de Jesús, llamando al pueblo a convertirse de sus pecados.
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Se presentó Juan en el desierto bautizando y predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. (Mc 1, 4)
¿Cómo sabemos que Juan es el nuevo Elías prometido por Malaquías? Marcos nos lo dice al describir su forma de vestir.
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Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura. (Mc 1, 6)
Juan se vestía de la misma manera que Elías. Lo vemos en 2 Reyes 1. Cuenta la historia del rey Ocozías, que fue un rey malvado. Había tenido un accidente y estaba enfermo en la cama, así que envió a sus siervos a preguntar a Baal Zebub, el dios de Ecrón, si se recuperaría o no. Los siervos partieron, pero de camino se encontraron con Elías, quien les preguntó: "¿No hay acaso Dios en Israel para que vayáis a consultar a Baal Zebub, el dios de Ecrón?". Y luego les dijo que, a causa de esto, Ocozías moriría.
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Entonces, regresaron al rey para informarle de esto. Quería saber quién era ese hombre. Hoy les habría pedido su tarjeta de visita o su cuenta de Twitter, pero estas cosas no existían en aquella época. En cambio, les preguntó:
"¿Cómo era el hombre que salió a vosotros para hablaros así?". Le respondieron: "Uno vestido de pieles y con una faja ceñida a la cintura". Él reconoció: "Es Elías, el tesbita". (2 Re 1, 7-8)
Elías se identificaba por su vestimenta. Al decirnos que Juan vestía de la misma manera, Marcos está anunciando que él es el nuevo Elías. Es decir, la profecía de Malaquías se había cumplido.
En el versículo 7, Juan da testimonio acerca de Jesús diciendo:
"Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo y no merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias". (Mc 1, 7)
Sabemos que Juan era un profeta muy célebre, y muchos pensaban que era el Mesías, por lo que él y Marcos dejan claro que no lo es. Solo es el que le prepara el camino. Cuando Juan dice "el que es más fuerte que yo", esto también podría referirse a Isaías 40, 10, que dice:
Mirad, el Señor Dios llega con poder.
En el evangelio, la idea de que Juan es el nuevo Elías volverá a aparecer en el capítulo 9, después de la Transfiguración, cuando Moisés y Elías aparecen con Jesús en la cima de la montaña. Los apóstoles le piden a Jesús que explique por qué los escribas dicen que Elías vendrá antes que el Mesías y Jesús les responde que Elías ya ha venido, dando a entender que Juan el Bautista era el nuevo Elías.
El bautismo de Jesús
En la siguiente escena, Marcos describe el bautismo de Jesús.
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En aquellos días Jesús vino de Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. Y cuando salió del agua, inmediatamente vio los cielos abiertos y el Espíritu que descendía sobre él como una paloma; y vino una voz del cielo: “Tú eres mi Hijo amado; contigo estoy muy complacido". (Mc 1, 9-11)
Una vez más, vemos el estilo típico de Marcos. Describe la acción pero omite el diálogo entre Jesús y Juan. Debemos prestar atención a los detalles porque nos dicen mucho. Por desgracia, parte de su significado se ha perdido en la traducción. Por ejemplo, la palabra específica que Marcos utilizó en griego para describir los cielos abiertos es especial. Se trata de schizomenous, una forma verbal de schizein, que significa "partir" o "abrir". Esta es la raíz de la palabra "cisma". A menudo se traduce simplemente como "abrir", pero schizein significa abrir con violencia.
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En todo el Nuevo Testamento, la palabra schizein solo se encuentra en el evangelio de Marcos. Los demás evangelistas utilizan otra palabra para describir la apertura de los cielos. Marcos, de hecho, utiliza esta palabra dos veces: una, aquí durante el bautismo y luego otra vez en la muerte de Jesús, cuando nos dice que la cortina del templo se rasgó en dos.
Las repeticiones son importantes, por eso, al leer la Biblia, debemos prestarles atención. Se trata de un principio importante, ya que los autores bíblicos suelen informar a sus lectores de que diferentes pasajes están relacionados mediante la recurrencia de palabras e imágenes. Por ejemplo, al utilizar la palabra schizein en estos dos lugares, Marcos nos está notificando que el bautismo de Jesús y su muerte están relacionados. Así como su bautismo abrió los cielos, también lo hizo su muerte: el rasgado de la cortina del templo, que ocultaba el Santo de los Santos del pueblo, significa que nuestro acceso a Dios ha sido restablecido.
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Hay otras repeticiones en este pasaje que nos permiten relacionar el bautismo de Jesús con otras partes del Antiguo Testamento. Por ejemplo, en el capítulo 64 de Isaías, el pueblo pide a Dios que rasgue los cielos y que descienda. Dios cumple esta petición cuando Jesús es bautizado. Al salir del agua, los cielos se abren y el Espíritu Santo desciende en forma de una paloma. Al relacionar estos pasajes, podemos ver cómo Marcos nos está diciendo que el Espíritu Santo es Dios. Ha bajado para ungir a Jesús con su Espíritu. Jesús es el Mesías, no porque haya sido ungido con aceite, sino porque ha sido ungido con el Espíritu Santo, es decir, con Dios mismo.
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Dos profecías del Antiguo Testamento hablan de este momento:
Sobre él se posará el espíritu del Señor: | espíritu de sabiduría y entendimiento, | espíritu de consejo y fortaleza, | espíritu de ciencia y temor del Señor. Lo inspirará el temor del Señor. (Is 11, 2-3).
El Espíritu del Señor, Dios, está sobre mí, | porque el Señor me ha ungido. (Is 61, 1)
Una tercera repetición en el relato sobre el bautismo de Jesús permite identificarlo como el siervo de Isaías. Cuando la voz del cielo dice: "Tú eres mi Hijo amado; en ti me complazco", esto nos recuerda al siguiente pasaje:
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Mirad a mi siervo, | a quien sostengo; | mi elegido, | en quien me complazco. | He puesto mi espíritu sobre él, | manifestará la justicia a las naciones. (Is 42, 1)
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Finalmente, Jesús fue bautizado en el río Jordán. Allí ocurrieron varios acontecimientos importantes del Antiguo Testamento. Primero, el éxodo terminó cuando el pueblo cruzó el Jordán. En ese momento, las aguas se abrieron milagrosamente para que pudieran cruzar el río y entrar en la Tierra Prometida. Esta fue la segunda separación milagrosa de las aguas en la Biblia. El primero ocurrió cuando Moisés separó las aguas del Mar Rojo. Por lo tanto, podemos ver cómo el éxodo original, que comenzó con una separación milagrosa de las aguas, llegó a su fin de la misma manera.
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Encontramos una tercera división de las aguas en 2 Reyes 2. Allí, Elías tomó su manto, lo enrolló y golpeó con él las aguas del río Jordán. Al hacerlo, las aguas se abrieron para que pudiera cruzar el río en seco. Una vez que llegó a la otra orilla, un carro y caballos de fuego lo llevaron al cielo. Al conectar este milagro de Elías con el éxodo mediante la repetición del motivo de las aguas que se abren, vemos cómo el Antiguo Testamento ya está insinuando que nuestra verdadera patria está en el cielo.
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Volvamos al evangelio. Jesús, el nuevo Moisés y el nuevo Josué, entrá en las aguas del Jordán. El lector atento, que debería tener presente toda esta información de fondo, esperaría que las aguas se separasen una vez más. Pero esto no sucede. ¿Por qué no?
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Un segundo principio para la lectura bíblica es que debemos prestar atención también a las novedades. Si las cosas sucediesen siempre de la misma manera, no habría ningún desarrollo en la historia. Las diferencias nos indican que algo nuevo está sucediendo. Por eso, al leer la Biblia, debemos prestar atención tanto a las semejanzas como a las diferencias.
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Cuando Jesús entra en el río Jordán, no se parten sus aguas, sino que se abre otra cosa: el cielo. Este es un detalle muy significante. Nos confirma que el destino de este nuevo éxodo no está en algún lugar aquí en la tierra. Ni siquiera está en el cielo, como tal. Los cielos son la puerta de entrada a nuestro verdadero destino, nuestra tierra prometida, que es la vida en la Trinidad. Cuando se abren los cielos, vislumbramos esto. Dios Padre se nos manifiesta; habla desde el cielo. Dios Hijo se nos revela; está de pie en el agua. Y se nos manifiesta el Espíritu Santo, que desciende en forma de una paloma para ungir a Jesús.
Uniendo lo que hemos visto, en estos primeros versículos Marcos nos está diciendo que Jesús es Dios con nosotros, que ha venido como el Mesías ungido por el Espíritu Santo, y también el nuevo Moisés y el nuevo Josué para llevar a cabo una nueva creación que nos purificará y nos liberará de nuestra esclavitud del pecado guiándonos en un nuevo éxodo que nos llevará a la vida misma de la Santísima Trinidad. Después de escribir esto, las únicas palabras que me vienen a la mente son: "¡Amén! Aleluya!"
Las tentaciones de Jesús en el desierto
A continuación, el Espíritu lo empujó al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; vivía con las fieras y los ángeles lo servían. (Mc 1, 12-13)
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Isaías vio que el nuevo éxodo pasaría por el desierto. Por eso proclama, "voz del que grita en el desierto: 'Preparad el camino del Señor'". Así, el Espíritu Santo conduce ahora a Jesús al desierto. Allí luchará contra el que nos ha esclavizado: Satanás.
Una vez más, Marcos omite el diálogo; se limita a describir la acción, y todo sucede inmediatamente. Pero incluye un detalle que no mencionan los demás evangelistas. Jesús estaba con las fieras. Esto podría ser una referencia a Adán, que también estuvo con las bestias en el paraíso. A causa de la caída, el paraíso se transformó en un desierto y las bestias se volvieron salvajes. Si esta era la intención de Marcos, entonces sugeriría que Jesús es también el nuevo Adán.
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Pero, si es cierto que Marcos escribió su evangelio en los años 60 para fortalecer a los cristianos de Roma que habían empezado a sufrir persecución bajo Nerón, entonces quizás introdujo este detalle para ellos. Estaban siendo condenados a ser degollados por las fieras. Marcos les estaba diciendo que no deberían temer ese destino porque Jesús también estuvo con ellas.
Tareas
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Lee 2 Re 1, Is 40-41 y el Libro de Malaquías para conocer el trasfondo de Marcos 1, 2-13.
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Compara uno de los siguientes pasajes con las versiones paralelas de Mateo y Lucas. ¿En qué se parecen? ¿En qué se diferencian? Puedes encontrar los pasajes en paralelo en los archivos PDF adjuntos.
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La proclamación de Juan el Bautista (Mc 1, 2-8; Mt 3, 1-12; Lc 3, 1-19)
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El bautismo de Jesús (Mc 1, 9-11; Mt 3, 13-17; Lc 3, 21-22)
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Las tentaciones de Jesús (Mc 1, 12-13; Mt 4, 1-11; Lc 4, 1-13)