top of page

Quinta unidad

El concepto de la alianza

Photograph of a rainbow, the sign of the covenant with Noah

Sumario

​​

El concepto de alianza es uno de los más importantes de la Biblia porque da unidad a toda la historia. La Historia de la Salvación está estructurada en torno a una serie de pactos que Dios establece con su pueblo, y que culminan en la Nueva Alianza, mediante la cual Dios supera la crisis provocada por la rebelión de Adán y Eva contra él y restablece nuestra comunión con él. En esta lección explicaremos qué es una alianza y describiremos los siete elementos esenciales que la componen. Luego veremos las tres primeras alianzas de la Biblia, es decir, las que Dios estableció con Adán, Noé y Abrahán. 

​

​

Objetivos de aprendizaje

 

Habrás completado con éxito esta unidad cuando puedas:

​

  • Explicar lo que una alianza es.

​​

  • Describir los elementos esenciales que componen una alianza.

 

Si has alcanzado todos los objetivos de aprendizaje establecidos en las lecciones 1 a 5, deberías ser capaz de explicar cómo los primeros once capítulos de la Biblia cumplen magistralmente los requisitos de las grandes introducciones.

​

​

Introducción

 

En la lección anterior, vimos tres motivos que aparecen por primera vez en la introducción. Son los motivos del agua y el viento, el exilio, y el rostro de Dios. En esta unidad estudiaremos un cuarto motivo: la alianza. Este motivo es tan significativo que debemos tratarlo por separado. El concepto de alianza es uno de los más importantes de la Biblia porque da unidad a toda la obra. La Historia de la Salvación está estructurada en torno a una serie de pactos que Dios establece con su pueblo y que culminan en la Nueva Alianza, mediante la cual Dios supera la crisis provocada por la rebelión de Adán y Eva contra él y restablece nuestra comunión con él. Leemos en los Evangelios que, durante la Última Cena:

​

Mientras comían, tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: «Tomad, esto es mi cuerpo». Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron. Y les dijo: «Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. (Mc 14, 22–24)

​

La palabra hebrea para alianza es berit, que puede traducirse como diatheke en griego y testamentum en latín. Por lo tanto, el Antiguo y el Nuevo Testamento también podrían llamarse Antiguo y Nuevo Alianza. En esta unidad explicaremos qué es una alianza y describiremos sus componentes esenciales.

​

​

La alianza con Abrán

​

El motivo de una alianza aparece ya dos veces en los primeros once capítulos, pero de forma oscura y difícil de entenders. Por lo tanto, comenzaremos nuestra presentación sobre el tema examinando la alianza que Dios estableció con Abram en el capítulo 15.

​

Después le dijo: «Yo soy el Señor que te saqué de Ur de los caldeos, para darte en posesión esta tierra». Él replicó: «Señor Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla?». Respondió el Señor: «Tráeme una novilla de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón». Él los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres y Abrán los espantaba. Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. El Señor dijo a Abrán: «Has de saber que tu descendencia vivirá como forastera en tierra ajena, la esclavizarán y la oprimirán durante cuatrocientos años. Pero yo juzgaré a la nación a quien han de servir, y después saldrán cargados de riquezas. Tú te reunirás en paz con tus padres y te enterrarán en buena vejez. A la cuarta generación volverán aquí tus descendientes, pues hasta entonces no habrá llegado al colmo la maldad de los amorreos». El sol se puso y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados. Aquel día el Señor concertó alianza con Abrán en estos términos: «A tu descendencia le daré esta tierra». (Gn 15, 7–19)

​

¿Qué está pasando aquí? Todo parece un poco extraño. Dios le pide a Abram que sacrifique varios animales, los corte en pedazos y haga un camino con ellos. ¿Qué significan la humareda de horno y la antorcha ardiendo? Como veremos, la Biblia no hace más que describir un antiguo rito utilizado comúnmente para la realización de alianzas. Sin embargo, antes de describir este rito en más detalle, veamos primero lo qué es una alianza.

​

​

¿Qué es un alianza?

​

La palabra "alianza" viene del latín, convenire, que significa "reunirse" o "acordar". Hoy en día, la utilizamos casi indistintamente con la palabra "contrato" porque hay similitudes entre ambas, y todo el mundo sabe lo que es un contrato. Sin embargo, esto puede confundirnos porque existen diferencias fundamentales entre ambos conceptos.

​

Primero, los contratos se basan en promesas, mientras que las alianzas se basan en juramentos. Un ejemplo nos puede ayudar a entender esta distinción. Cuando dos personas hacen un contrato para la venta de una casa, el comprador se compromete a pagar la cantidad de dinero acordada y el vendedor se compromete a darle el título de la propiedad. Una vez que las partes firman el contrato, están legalmente obligadas a cumplir sus términos. Si alguien no cumple con sus obligaciones, será responsabilizado personalmente, incluso castigado si fuera necesario.

​

Una alianza es muy diferente. En una alianza, en lugar de firmar en nombre de uno, uno hace un juramento e invoca el nombre de Dios como el garante. Debido a esto, las alianzas son mucho más serias y solemnes que los contratos. Si alguien hace un juramento en vano o lo rompe a sabiendas, estará cometiendo el pecado de sacrilegio contra el Santo Nombre de Dios.

​

La segunda gran diferencia entre contratos y alianzas es que los contratos implican el intercambio de bienes materiales, mientras que los convenios implican el intercambio de personas. En nuestro ejemplo de la venta de una casa, el comprador promete dar dinero y el vendedor promete dar la propiedad. Estas son cosas materiales. En un contrato, tú ofreces algo que posees, como una propiedad, dinero o incluso una habilidad personal. En una alianza, ofreces tu propio ser. Te entregas a la otra persona. Debido a esta entrega mutua, se establece una comunión de vida entre las partes contratantes. En otras palabras, las partes contratantes se convierten en familia.

​

La diferencia entre una alianza y un contrato es tan profunda que es como la diferencia entre el matrimonio y la prostitución. El matrimonio es una forma de hacer una alianza. Durante la boda, los novios se juran mutuamente y prometen: “Soy tuyo para siempre”. El resultado del matrimonio es la familia, una comunión de vida entre la esposa y el esposo. En la prostitución, la prostituta y el cliente establecen un contrato en el cual la prostituta ofrece el uso de su cuerpo como un objeto a cambio de dinero. Esta unión es solo física y temporal y no resulta en una comunión de vida.

​

Así como la esposa y el esposo forman una familia a través del matrimonio, así también Dios forma su familia espiritual con nosotros a través de una alianza. Los que hacen una alianza con él se convierten en parte de su familia. Se convierten en hijos e hijas de Dios en relación con el Padre y su esposa, en relación con Cristo.

​

Como vimos en una unidad anterior, el propósito de Dios, desde el comienzo de la creación, es formarnos en su familia espiritual. Al establecer una alianza con nosotros, Dios está diciendo: "Habitaré entre ellos y caminaré con ellos; seré su Dios y ellos serán mi pueblo... Y seré para vosotros un padre, y vosotros seréis para mí hijos e hijas" (2 Corintios 6, 16–18).

​

​

Las alianzas en la Biblia

​

Al igual que nuestra palabra "matrimonio" puede significar, ya sea la ceremonia de boda o la comunión de vida entre marido y mujer, que es el resultado de esta ceremonia, también, la palabra hebrea para alianza (berit) puede significar el acto ritual que establece la alianza o la comunión de vida resultante. La Biblia está llena de alianzas hechas entre partidos humanos. Por ejemplo:

​

​

  • La alianza entre David y Jonatán que estableció una bendición mutua y una cuasi consanguinidad entre los dos.

​

Cuando David acabó de hablar con Saúl, el ánimo de Jonatán quedó unido al de David y lo amó como a sí mismo. Aquel día Saúl lo tomó a su servicio, y no le permitió volver a casa de su padre. Jonatán hizo un pacto con David, a quien amaba como a sí mismo. Se despojó del manto que llevaba y se lo dio a David, lo mismo que sus vestiduras y hasta su espada, su arco y su cinturón. (1 Sm 18, 1–4)

​

  • Un tratado de no agresión entre Jacob y su tío Labán. Jacob juró tratar bien a sus esposas (las hijas de Labán), y Labán juró no cruzar los límites de Jacob con intenciones hostiles.

 

Labán respondió a Jacob: «Estas hijas son mis hijas, y estos hijos son mis hijos; mío es el rebaño, y todo lo que ves es mío. ¿Qué puedo hacer hoy por estas hijas mías y por los hijos que ellas dieron a luz? Ahora ven, hagamos una alianza tú y yo, que sirva de testimonio entre los dos». Jacob entonces tomó una piedra y la erigió como estela. Luego dijo Jacob a sus parientes: «Recoged piedras». Ellos recogieron piedras, hicieron un montón y comieron sobre él. Labán lo llamó Yegar Saadutá y Jacob lo llamó Galaad. Labán dijo: «Este montón es hoy testimonio entre tú y yo». Por eso lo llamó Galaad. También lo llamó Mispá, pues dijo: «Que el Señor vele entre tú y yo cuando nos hayamos separado el uno del otro. Si maltratas a mis hijas o tomas otras mujeres aparte de mis hijas, aunque nadie lo vea, Dios será testigo entre tú y yo». Dijo además Labán a Jacob: «Mira este montón y esta estela que he erigido entre tú y yo: testigo sea este montón y testigo esta estela de que yo no traspasaré este montón hacia ti, ni tú traspasarás este montón ni esta estela hacia mí, con intenciones hostiles. Que el Dios de Abrahán y el Dios de Najor (Dios de sus padres) juzgue entre nosotros». Y Jacob juró por el Protector de Isaac, su padre. Luego Jacob ofreció un sacrificio en la montaña e invitó a sus parientes a comer. Comieron y pasaron la noche en la montaña. (Gn 31, 43–54)

​

  • Un tratado que establece lazos diplomáticos y comerciales entre Salomón e Hiram, el rey de Tiro.

​

El Señor concedió sabiduría a Salomón, como le había prometido, y entre Jirán y Salomón reinó la paz, establecida mediante tratado. (1 Kgs 5:26)

 

Sin embargo, las alianzas que más nos interesan son las establecidas entre Dios y su pueblo. Hay seis alianzas principales en la Biblia:

​

  1. La alianza con Adán y Eva en Gn 1, 26-2, 3.

  2. La alianza con Noé y su familia en Gn 9, 8-17.

  3. La alianza con Abrahán y sus descendientes en Gn 12, 1-3; 17, 1-14; 22, 16-18.

  4. La alianza con Moisés y la nación de Israel en Ex 19, 5-6; 3, 4-10; 6, 7.

  5. La alianza con David y el Reino de Israel en 2 Sm 7, 8-19.

  6. La alianza con Jesús y la Iglesia en Mt 26, 28; 16, 17-19.

​

A lo largo de la historia de Israel, Dios renovó estas alianzas en varias ocasiones. Por ejemplo, renovó con Isaac (véase Gn 26, 3) y luego con Jacob (véase Gn 28, 13-15) la alianza que había hecho previamente con Abrahán. Renovó con Josué (véase Jos 24) la alianza que hizo con Moisés. Renovó también con Salomón (véase 1 Re 9, 1-9), la alianza que hizo con David. Pero estas seis alianzas mencionadas anteriormente son las fundamentales. Juntas dan forma y estructura a la historia de la Biblia. Por eso, para comprender la Biblia, es importante conocer bien estas alianzas.

​

​

El ritual de la alianza

​

Las alianzas eran comunes en el mundo antiguo. Los arqueólogos han encontrado textos extrabíblicos que describen cómo se hicieron. Aunque hubo diferentes formas de establecerlas, hay algunos elementos comunes. En la mayoría de los casos, el acto central para establecer una alianza era el juramento de una o ambas partes (véase Gn 21, 31-32; 22, 16; 26, 28; Jos 9, 15; Ez 16, 59; 17, 13-19). Este juramento generalmente tomaba la forma de una auto-maldición. El que quería establecer la alianza invocaba a Dios o a los dioses para que infligiera la muerte o algún otro castigo grave sobre sí mismo si no cumpliera con las obligaciones con las que se estaba comprometiendo. Esta maldición se pronunciaba en voz alta o se expresaba a través de un ritual.

​

Sabemos que a veces las partes contratantes ratificaban su alianza caminando por un sendero creado por animales desmembrados. Esta era una forma de invocar una maldición sobre sí mismos si alguna vez rompieran la alianza. Invocaban sobre sí mismos el mismo destino que sufrieron los animales sacrificados.

​

A los que rompieron mi alianza y no mantuvieron el acuerdo sellado ante mí, los trataré como al novillo que partieron por la mitad para pasar entre los dos trozos. A la gente principal de Judá y de Jerusalén, a los eunucos, sacerdotes y a toda la gente que pasó entre las dos mitades del novillo, voy a entregarlos en poder de sus enemigos y de quienes buscan su muerte. Sus cadáveres servirán de pasto a las aves y a las bestias. (Jer 34, 18–20)

​

Los arqueólogos han encontrado textos extrabíblicos que confirman esto. Un ejemplo es un tratado entre el rey Asurnirari V de Asiria y la ciudad siria de Arpad. Una parte del tratado dice:

​

Este cordero de primavera ha sido sacado de su rebaño no para sacrificarlo, ni para un banquete, ni para comprarlo;... ha sido traído para sancionar el tratado entre Asur-nirari y Mati’ilu [el líder de la ciudad]. Si Mati’ilu peca contra [este] tratado hecho bajo juramento por los dioses, entonces, así como este cordero de primavera, traído de su corral, no regresará a su corral..., así Mati’ilu, junto con sus hijos, hijas, oficiales y la gente del país... serán arrojados de su territorio, y no volverán a ver a su país. Esta cabeza no es la cabeza de un cordero, es la cabeza de Mati’ilu, es la cabeza de sus hijos, de sus nobles, del pueblo de su país. Si Mati’ilu peca contra este tratado, de la manera como la cabeza de este cordero de primavera es arrancada, así será arrancada la cabeza de Mati’ilu. (Pritchard, Ancient Near Eastern Texts, 532).

​

En otras alianzas en la Biblia, este ritual de auto maldición tomó diferentes formas. En la alianza hecha con Moisés, por ejemplo, Moisés roció al pueblo con la sangre de toros sacrificados.

​

Entonces Moisés tomó la sangre y roció al pueblo, diciendo: «Esta es la sangre de la alianza que el Señor ha concertado con vosotros, de acuerdo con todas estas palabras». (Ex 24, 8)

​

Esto maldijo ritualmente a cualquiera que pudiera romper la alianza. La idea era que su sangre debería ser derramada como la sangre de los animales si alguna vez fueran infieles.

​

Como hemos visto, el resultado de una alianza es la formación de una familia. Esta nueva comunión de vida también fue representada en el ritual. Por ejemplo, las partes compartían una comida común para confirmar sus nuevas relaciones familiares. Vemos esto en la alianza que Jacob estableció con su tío.

​

Luego Jacob ofreció un sacrificio en la montaña e invitó a sus parientes a comer. Comieron y pasaron la noche en la montaña. (Gn 31, 54)

​

​

Entendiendo la alianza de Dios con Abram

​

Teniendo en cuenta lo que acabamos de mencionar, está claro que en el pasaje citado anteriormente (Gn 15, 7-19), Dios estaba estableciendo una alianza con Abram. Habían pasado muchos años desde que Dios le había prometido una tierra propia, pero todavía no la había cumplido. Por lo tanto, cuando nuevamente apareció a Abram en Génesis 15, era natural que éste comenzara a tener sus dudas. "Señor Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla?", preguntó. En respuesta, Dios lo tranquilizó estableciendo una alianza con él. Este gesto elevó la promesa original al nivel de un juramento solemne.

​

Dios hizo esto diciendo a Abram que sacrificara algunos animales, los desmembrara e hiciera un camino con sus partes. Dios, en forma de una olla humeante y una antorcha encendida, pasó por el sendero durante la noche, mientras Abram estaba durmiendo. Mientras caminaba, proclamó los términos de la alianza: “A tu descendencia le daré esta tierra”.

​

Nótese que solo Dios pasó por las piezas de los animales. Este detalle es muy significativo. Significa que Dios estableció esta alianza de forma unitateral, asumiendo él mismo las obligaciones y maldiciones correspondientes. De hecho, esto es lo que pasó. Cuando se rompió la alianza, Dios sufrió las consecuencias de la maldición siendo asesinado como un animal en la cruz de Gólgota.

​

​

Los elementos principales de una alianza

 

Hemos dado suficiente información para poder identificar los elementos principales de las alianzas bíblicas. Cada uno de estos elementos formó parte de estas alianzas. A veces la Biblia los menciona explícitamente, pero otras veces solo de forma implícita. Los siete elementos son: 

​

  1. El ritual o acto fundacional mediante el cual se establece la alianza.

  2. El mediador de la alianza, es decir, la persona con quien Dios estableció su alianza en nombre de los demás.

  3. Las condiciones de la alianza que el pueblo debe respetar.

  4. Las bendiciones o promesas que Dios cumplirá a aquellos que guardan estas condiciones.

  5. Las maldiciones o el castigo que caerá sobre aquellos que no las guardan.

  6. La señal por la cual se celebrará y recordará.

  7. La nueva comunión de vida o familia formada entre Dios y su pueblo.

​

​

La alianza con Adán

​

Aunque la palabra “alianza” no se usa en Génesis 1 al 3 para describir la relación entre Dios y Adán, varios factores nos llevan a concluir que Dios, he hecho, estableció una alianza con él. La primera es la relación entre el séptimo día y la alianza, como vimos en la unidad sobre la ambientación. Recuerda lo que vimos allí. En el mundo antiguo, uno entraba en una alianza haciendo un juramento. En hebreo, el idioma original del Génesis, la palabra para "jurar" se forma a partir de la palabra "siete". Jurar se denominaba literalmente "hacerse siete".

​

Encontramos otra pista en Éxodo 31. Allí se dice que el día séptimo (el sábado) será el signo de la alianza. 

​

El Señor habló a Moisés: «Di a los hijos de Israel: Guardaréis mis sábados, pues el sábado es una señal entre yo y vosotros, de generación en generación, para que sepáis que yo soy el Señor que os santifica... Será señal perpetua entre yo y los hijos de Israel, pues en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, y el séptimo descansó y tomó respiro». (Ex 31, 13. 17)

​

Además, en Génesis 6, 18, cuando Dios estableció su alianza con Noé, dijo: "Pero yo estableceré mi alianza contigo..." El verbo hebreo que se usa para la palabra “establecer” implica la renovación de una alianza ya existente. Finalmente, el profeta Oseas comparó la transgresión de Israel de la alianza con la transgresión de Adán. La redacción implica que Adán había entrado en una relación de alianza con Dios.

​

Mas ellos, cual Adán, | transgredieron la alianza, | así me fueron infieles. (Os 6, 7)

​

Del contexto de Génesis 1-2 queda claro que la alianza que Dios estableció con Adán fue un regalo completamente gratuito. Adán no había hecho nada para merecerlo, así como no había hecho nada para merecer haber sido creado. Tanto la creación como la alianza fueron obras unilaterales de Dios.

​

El ritual que Dios usó para establecer esta alianza no está especificado en la Biblia, pero él estableció la alianza con Adán, quien actuó como el mediador. Dios bendijo a Adán y a Eva y les dijo: "Sed fecundos y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven sobre la tierra" (Gn 1, 28). La condición para permanecer en la alianza era abstenerse de comer el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal (véase Gn 2, 16-17) y la maldición o el castigo por romperla era la muerte espiritual (véase Gn 2, 17).

​

Por esta alianza, Adán y Eva entraron a formar parte de la familia de Dios. Si no hubieran pecado, todos sus descendientes habrían heredado directamente esta comunión de vida con Dios y habrían nacido en su familia. Ahora todos estaríamos viviendo en una comunión de amor con Dios y con los demás. Desafortunadamente, como sabemos, esto no sucedió así. Adán y Eva rompieron la alianza y sufrieron la muerte espiritual como consecuencia. Somos sus hijos y, como tal, hemos heredado esta muerte espiritual. Esto es lo que los teólogos llaman el pecado original.

​

​

La alianza con Noé

​

Dios renovó la alianza con Noé. Una vez más, este fue un don totalmente gratuito de parte de Dios. Decimos esto porque Noé no hizo nada para merecerlo y porque Dios habló de "mi alianza" y no de "nuestra" alianza. Además, Dios incluyó a los animales en la alianza. Al igual que con la alianza con Adán, el ritual exacto utilizado para establecer la alianza no se especifica. Noé fue el mediador entre Dios y su familia. Dios bendijo a Noé y a su familia tal como había bendecido a Adán y a Eva diciéndoles: "Sed fecundos, multiplicaos y llenad la tierra" (Gn 9, 1).

​

La condición para guardar la alianza era no matar a otras personas ni beber la sangre de los animales (véase Gn 9, 4-5). No está claro por qué se les permitió matar, pero no beber la sangre de los animales. Una posible interpretación es que se pensaba que la sangre era el asiento de la vida y que Dios era el único con derecho a dar o quitar la vida a cualquier ser vivo. Cualquiera que sea la razón, la maldición o el castigo por romper la alianza fue la muerte, no espiritual, como en la primera alianza, sino la muerte física.

​

Pediré cuentas de vuestra sangre, que es vuestra vida; se las pediré a cualquier animal. Y al hombre le pediré cuentas de la vida de su hermano. Quien derrame la sangre de un hombre, | por otro hombre será su sangre derramada; | porque a imagen de Dios hizo él al hombre. (Gn 9, 5–6)

​

La señal de la alianza fue el arcoíris (véase Gn 9, 12-17). Cada vez que Dios ve un arcoíris, se recuerda de esta alianza. El fruto de la alianza es que Noé y su familia (su esposa, sus tres hijos y sus esposas) entraron a formar parte de la familia de Dios.

​

​

La alianza con Abrahán

​

En la Biblia, hay tres momentos en los que Dios estableció una alianza con Abrahán (Gn 15, 1-21; Gn 17, 1-27; Gn 22, 15-18). Estos pueden considerarse como tres alianzas separadas, o partes de la misma alianza. En cualquier caso, son acumulativos, es decir, se apoyan unos sobre otros. El primer momento lo encontramos en Génesis 15. Con esta alianza, Dios solemnizó mediante un juramento su anterior promesa de dar a Abraham una tierra.

​

Aquel día el Señor concertó alianza con Abrán en estos términos: «A tu descendencia le daré esta tierra». (Gn 15, 18)

​

Esta vez, el texto bíblico sí describe en detalle el ritual que Dios usó para establecer su alianza, como vimos arriba. Al igual que con las alianzas anteriores, éste fue un regalo absolutamente gratuito. Esto se ve en el hecho de que Abram estaba durmiendo cuando Dios hizo la alianza con él.

​

El segundo momento se encuentra en Génesis 17. Se basa en la primera alianza. Será una alianza eterna porque los descendientes de Abrahán están incluidos en ella. Además, Abrahán no sólo tendrá descendencia, como Dios le había prometido anteriormente, sino que de él descenderán también reyes.

​

​

Dios le habló así: «Por mi parte, esta es mi alianza contigo: serás padre de muchedumbre de pueblos. Ya no te llamarás Abrán, sino Abrahán, porque te hago padre de muchedumbre de pueblos. Te haré fecundo sobremanera: sacaré pueblos de ti, y reyes nacerán de ti. Mantendré mi alianza contigo y con tu descendencia en futuras generaciones, como alianza perpetua. Seré tu Dios y el de tus descendientes futuros. Os daré a ti y a tu descendencia futura la tierra en que peregrinas, la tierra de Canaán, como posesión perpetua, y seré su Dios». (Gn 17, 3–8)

​

La condición para permanecer en la alianza fue la circuncisión. 

​

El Señor añadió a Abrahán: «Por tu parte, guarda mi alianza, tú y tus descendientes en sucesivas generaciones. Esta es la alianza que habréis de guardar, una alianza entre yo y vosotros y tus descendientes: sea circuncidado todo varón entre vosotros. Os circuncidaréis la carne del prepucio y esa será la señal de mi alianza con vosotros. A los ocho días de nacer serán circuncidados todos los varones de cada generación: los nacidos en casa y los comprados con dinero a extranjeros que no sean de vuestra raza. Deberán ser circuncidados los nacidos en casa y los comprados con dinero. Así llevaréis en la carne mi alianza como alianza perpetua. Todo varón incircunciso, que no haya circuncidado la carne de su prepucio, será extirpado de mi pueblo, por haber quebrantado mi alianza. (Gn 17, 9–14)

​

El tercer momento ocurre justo después del sacrificio de Isaac. Aquí Dios juró bendecir a todas las naciones a través de la semilla de Abrahán.

​

El ángel del Señor llamó a Abrahán por segunda vez desde el cielo y le dijo: «Juro por mí mismo, oráculo del Señor: por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo, tu hijo único, te colmaré de bendiciones y multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de sus enemigos. Todas las naciones de la tierra se bendecirán con tu descendencia, porque has escuchado mi voz». (Gn 22, 15–18)

​

Abrahán como jefe del clan, fue el mediador de esta alianza e intercedió entre Dios y la gente de su clan.


Las tres bendiciones de esta alianza definen la estructura de la Biblia. Los libros que van del Éxodo a Josué cuentan cómo los israelitas obtuvieron la tierra (la primera promesa de Dios). Los libros de Jueces, y 1 y 2 de Samuel, Reyes y Crónicas describen el establecimiento del Reino de David (la segunda promesa). Por último, los evangelios del Nuevo Testamento cuentan cómo Dios bendice a todas las naciones (la tercera promesa). En resumen, la historia de la Biblia puede resumirse  en cómo Dios cumplió fielmente sus promesas a Abrahán. Y a través de esto, logró su objetivo original de formarmnos en su familia.

​

Con cada alianza sucesiva, la familia de Dios también se fue ampliando. Con la alianza con Adán, constaba de dos personas: Adán y Eva. Con la alianza con Noé, la familia de Dios creció hasta incluir a ocho personas: Noé, su esposa, sus tres hijos y sus esposas. Con Abrahán, la familia de Dios había crecido hasta incluir a todo un clan. No se nos da el número exacto, aunque en Éxodo 1, 5 se nos dice que 70 de los descendientes de Jacob bajaron a Egipto.

​

Más adelante, en el libro del Éxodo, cuando Dios estableció su alianza con Moisés, su familia creció hasta convertirse en una nación santa. Luego, cuando Dios estableció su alianza con David, éste se convertió en un reino. Finalmente, Dios estableció con Jesús su alianza final y definitiva. Toda la humanidad está invitada a entrar en esta alianza. Jesús llama a la asamblea de todos los que entran en esta alianza final su “Iglesia”. Pero nos estamos adelantando. Todavía estamos en la mitad del primer libro de la Biblia. Nos queda un largo camino por recorrer, antes de llegar a la Iglesia.

bottom of page