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Los temas principales

El camino de Jesús

Photo of someone walking on a path through a valley

Sumario

 

En esta unidad estudiaremos el segundo gran tema del evangelio: el camino de Jesús. Marcos utilizó el motivo del camino a lo largo de todo su evangelio. Al referirse a él tan a menudo, nos está llamando la atención al significado del camino de Jesús. La palabra griega para "camino" es hodos y la preposición para "fuera de" es ex. Juntos forman la palabra ex-hodos o "éxodo", que significa "salida". Para Marcos, Jesús es el nuevo Moisés que vino a llevarnos por un nuevo éxodo, un camino para salir de nuestra esclavitud espiritual al pecado y entrar en la vida de la Trinidad.

Este nuevo camino comienza con el bautismo de Jesús que lo llevará a Jerusalén, donde sufrirá y morirá. Su muerte rasgará el velo del templo que bloqueaba simbólicamente nuestro acceso a Dios, abriendo así nuestro camino hacia él. Ahora, Jesús nos alimenta con su cuerpo y su sangre en este camino y nos acompaña en el recorrido como el nuevo templo.

 

 

Objetivos de aprendizaje

 

Habrás completado con éxito esta unidad cuando puedas: 

  • Describir cómo Marcos presenta a Jesús como el nuevo Moisés que nos lleva por un nuevo éxodo.

  • Explicar cómo el bautismo de Jesús marca el comienzo de este nuevo éxodo y nos muestra que nuestro destino consiste en entrar en la vida de la Trinidad. 

  • Explicar cómo la Eucaristía es el maná que nos alimenta durante este recorrido.

  • Explicar cómo Jesús nos acompaña como el nuevo templo. ​

El motivo del camino

 

Para entender lo que los autores quieren decir, tenemos que prestar atención a los recursos literarios que utilizaron. Un recurso empleado por Marcos es el motivo del camino. Un motivo es una imagen, idea o símbolo recurrente que desarrolla o explica algún tema central. Ofrece pistas que ayudan al lector a comprender el mensaje del autor, pero lo hace de forma indirecta, obligándole a detenerse y reflexionar. Mediante el uso de motivos, los autores pueden transmitir sus ideas de forma más contundente y con mayor profundidad.

El motivo del camino es recurrente a lo largo del evangelio. Aparece por primera vez en los versículos iniciales:

Como está escrito en el profeta Isaías: "Yo envío a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino; voz del que grita en el desierto: 'Preparad el camino del Señor, enderezad sus senderos'". (Mc 1, 2-3)

 

También ocurre en el centro del evangelio, cuando Pedro proclama que Jesús es el Cristo.

 

Después Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino preguntó a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que soy yo?". (Mc 8, 27)

 

Pero, se convierte en un tema clave en la segunda parte del evangelio, cuando Jesús viaja hacia Jerusalén. Podemos reconocer la importancia de este motivo por la frecuencia con la que se utiliza la palabra "camino".  

 

Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó: "¿De qué discutíais por el camino?". Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. (Mc 9, 33-34)

 

Cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?". (Mc 10, 17)

 

Estaban subiendo por el camino hacia Jerusalén y Jesús iba delante de ellos; ellos estaban sorprendidos y los que lo seguían tenían miedo. (Mc 10, 32).

 

Y llegan a Jericó. Y al salir él con sus discípulos y bastante gente, un mendigo ciego, Bartimeo (el hijo de Timeo), estaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. (Mc 10, 46)

 

Jesús le dijo: "Anda, tu fe te ha salvado". Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino. (Mc 10, 52)

 

Muchos alfombraron el camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en el campo. (Mc 11, 8)

 

 

El nuevo éxodo

 

Al referirse a este motivo con tanta frecuencia, Marcos está invitando al lector a reflexionar sobre el significado del camino de Jesús. La palabra griega para "camino" es hodos y la preposición para "fuera de" es ex. Juntos forman la palabra ex-hodos o "éxodo", que significa "salida". El camino de Jesús es, pues, un nuevo éxodo.

En el éxodo original, Moisés condujo Israel para que saliera de la esclavitud en Egipto y llegara como pueblo libre en la Tierra Prometida. El nuevo éxodo es un tema común en todo el Antiguo Testamento. De hecho, el mismo Moisés fue el primero en referirse a él.

 

El Señor, tu Dios, cambiará tu suerte y se compadecerá de ti; volverá y te reunirá de en medio de todos los pueblos por donde el Señor, tu Dios, te dispersó. Aunque tus dispersos se encuentren en los confines del cielo, de allí te reunirá el Señor, tu Dios, y de allí te recogerá. El Señor, tu Dios, te traerá a la tierra que poseyeron tus padres y la poseerás; te hará el bien y te hará crecer más que tus padres. (Dt 30, 3-5)

 

También fue un tema importante para los profetas. Por ejemplo:

 

  • Os 2, 14-23; 11, 1-11; 12, 9-10

  • Is 32, 15; 35, 1-10; 40, 1-5; 43, 16-21; 44, 1-5; 63, 7-64, 12; 65, 8-10

  • Jer 2, 1-3, 5; 3, 14-4,4

 

Tras la destrucción del reino y el exilio, los profetas esperaban que Dios salvara a su pueblo y lo trajera de vuelta a Jerusalén en un éxodo nuevo y mucho más grande que el éxodo original.

 

Además del uso repetido de este motivo, el evangelio contiene otras imágenes relacionadas con el éxodo que nos ayudan a reconocer que está hablando de un nuevo éxodo. Por ejemplo, el pueblo sale al desierto para ser bautizado por Juan el Bautista. Esto recuerda el hecho de que durante el éxodo el pueblo pasó 40 años en el desierto. Juan el Bautista predicó "un bautismo de conversión para el perdón de los pecados" (Marcos 1, 4). En el éxodo original, el pueblo fue liberado de una esclavitud física en Egipto.

 

El bautismo de Jesús

 

Ahora bien, Jesús los salvará de su esclavitud espiritual al pecado. Su misión, como el nuevo Moisés, es conducir a sus discípulos en un nuevo éxodo. Por eso proclama, "convertíos y creed en el Evangelio" (Mc 1, 14).

 

En Mc 1, 9, leemos cómo Jesús comienza su misión siendo bautizado por Juan en el río Jordán. El éxodo original comenzó cuando el pueblo de Israel cruzó las aguas partidas del Mar Rojo. Fue entonces cuando escaparon definitivamente de la esclavitud en Egipto y comenzaron su viaje hacia la Tierra Prometida. Terminó 40 años después con otra división milagrosa de las aguas. Leemos en el capítulo 3 del libro de Josué cómo el pueblo entró en la Tierra Prometida atravesando las aguas partidas del Jordán.

 

Jesús se encuentra ahora en el mismo lugar donde había terminado el éxodo original, listo para comenzar el nuevo éxodo al ser bautizado en el río Jordán. El bautismo de Juan era un "bautismo de conversión para el perdón de los pecados" (Mc 1, 4). Por supuesto, Jesús estaba libre de pecado, así que no necesitaba ser bautizado, pero lo hizo como una señal para nosotros. 

Teniendo en cuenta esta información de fondo, podríamos haber esperado otra división milagrosa de las aguas cuando Jesús entró en ellas, pero esto no sucedió. En cambio, los cielos se abrieron y tuvimos una manifestación de la Trinidad: Jesús, el Hijo de Dios, está en el río; el Espíritu Santo desciende sobre él en forma de paloma; y el Padre habla desde el cielo. Esto nos dice que el destino de este nuevo éxodo no estará aquí en la tierra, tampoco estará en el cielo, sino que el nuevo éxodo nos adentrará en la vida de la Trinidad.

Esto ya estaba prefigurado en el Antiguo Testamento. En 2 Reyes 2 leemos cómo el profeta Elías fue llevado al cielo. Pero antes de que esto sucediera, también caminó a través de las aguas divididas del Jordán.

 

Elías se quitó el manto, lo enrolló y golpeó con él las aguas. Se separaron estas a un lado y a otro, y pasaron ambos sobre terreno seco. (2 Re 2, 8)

 

Aquí podemos ver cómo el Antiguo Testamento ya nos está sugiriendo que nuestro verdadero destino no se encuentra en este mundo.

 

La Eucaristía

 

En el éxodo original, Moisés alimentó milagrosamente al pueblo durante 40 años con el maná, es decir, el pan bajado del cielo. Ahora, en el nuevo éxodo, Jesús hace lo mismo. El evangelio nos dice dos veces que alimentó a las multitudes multiplicando milagrosamente los panes. 

Tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces. Comieron todos y se saciaron. (Mc 6, 41-42)

 

Sin embargo, aquí hay un significado más profundo. Leemos cómo Jesús tomó los panes, los bendijo, los partió y se los dio. Estos son los mismos verbos que Marcos utilizó en su descripción de la Última Cena. 

Mientras comían, tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: "Tomad, esto es mi cuerpo". (Mc 14, 22)

 

Esto nos dice que mientras estamos recorriendo este nuevo éxodo, nuestro camino hacia el cielo, Jesús, el nuevo Moisés, nos alimenta tal como Moisés lo hizo durante el éxodo original. ¿Qué comida nos da Jesús? ¡Su propio cuerpo y sangre!

 

En Jerusalén

 

El camino de Jesús le llevó a Jerusalén, donde fue crucificado como un criminal. Algunos afirman que Jesús no era más que un rabino judío que desgraciadamente se vio envuelto en la política local y que finalmente fue crucificado por los romanos por ello. Sin embargo, el evangelio contradice esta opinión. Nos muestra que Jesús sabía claramente lo que le iba a pasar: lo anunció tres veces.

Y empezó a instruirlos: "El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días". Se lo explicaba con toda claridad. (Mc 8, 31-32)

 

Se fueron de allí y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará". (Mc 9, 30-31)

 

Él tomó aparte otra vez a los Doce y empezó a decirles lo que le iba a suceder: "Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará". (Mc 10, 32-34)

 

Jesús eligió libremente seguir este camino, aunque sabía que pasaría por Jerusalén, en donde sufriría y moriría, antes de resucitar.

 

 

El nuevo templo

 

En el éxodo original, Dios instruyó a Moisés para que construyera el tabernáculo. Era una tienda portátil en la que Dios vino a morar. Durante su recorrido por el desierto, los israelitas llevaron consigo el tabernáculo. De este modo, Dios acompañó a su pueblo. Siglos más tarde, David reemplazó el tabernáculo con el templo. Entonces, Dios residió allí, oculto tras el velo del Santo de los Santos. 

 

Cuando Jesús entró en Jerusalén, realizó tres acciones simbólicas: montó en un asno, maldijo una higuera y purificó el templo. Al hacer estas cosas, estaba revelando que viene como rey a juzgar a la ciudad y su templo, como vimos en la unidad anterior. Aunque el templo fue destruido físicamente en el año 70 d.C., cuando los romanos capturaron y destruyeron la ciudad, ya había dejado de funcionar espiritualmente como templo después de la muerte de Jesús

 

 

El velo del templo

Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. (Mc 15, 37-38)

Recuerda lo que vimos en la segunda sección sobre el bautismo de Jesús. La palabra traducida como "rasgarse" en "Apenas salió del agua, vio rasgarse los cielos", es la misma palabra que Marcos ahora usa al hablar del velo del templo. Esta repetición es intencional.  Nos está informando que el bautismo y la muerte de Jesús están relacionados. El nuevo éxodo, que comenzó con el bautismo de Jesús, termina con su pasión y muerte. El velo que bloqueaba nuestro acceso a Dios ha sido abierto por Jesús. 

Este hecho también simboliza la destrucción del templo, que es reemplazado por Jesús mismo. Él es el nuevo templo porque en él Dios habita en plenitud. Él es la piedra que los constructores rechazaron, pero que se ha convertido en la piedra angular de un nuevo templo (véase Mc 12, 10-11). Él ha reemplazado al templo, que ya no es necesario en el nuevo éxodo. Al igual que Dios acompañó a su pueblo en el tabernáculo durante el éxodo original, y más tarde en el templo, ahora nos acompaña en Jesús. En este nuevo éxodo, los fieles, reunidos en torno a él como el nuevo templo, producirán el fruto que Dios busca: es decir, la fe, la oración y la misericordia.

A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz. Pedro cayó en la cuenta y dijo a Jesús: "Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado". Jesús contestó: "Tened fe en Dios. En verdad os digo que si uno dice a este monte: 'Quítate y arrójate al mar', y no duda en su corazón, sino que cree en que sucederá lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que os lo han concedido y lo obtendréis. Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas". ["Mas si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos perdonará vuestras ofensas"]. (Mc 11, 20-26)

 

Esto es lo que profetizó Isaías al hablar del nuevo éxodo y del nuevo templo.

Esto dice el Señor: "Observad el derecho, practicad la justicia, | porque mi salvación está por llegar, | y mi justicia se va a manifestar. Dichoso el hombre que obra así, | el mortal que persevera en esto, | que observa el sábado sin profanarlo | y preserva su mano de obrar el mal. El extranjero que se ha unido al Señor no diga: | 'El Señor me excluirá ciertamente de su pueblo'. | No diga el eunuco: 'Yo soy un árbol seco'. Porque esto dice el Señor: | A los eunucos que observan mis sábados, | que eligen cumplir mi voluntad | y mantienen mi alianza, les daré en mi casa y dentro de mis murallas | un monumento y un nombre | mejores que hijos e hijas, | un nombre eterno que no será extirpado. A los extranjeros | que se han unido al Señor para servirlo, | para amar el nombre del Señor | y ser sus servidores, | que observan el sábado sin profanarlo | y mantienen mi alianza, los traeré a mi monte santo, | los llenaré de júbilo en mi casa de oración; | sus holocaustos y sacrificios | serán aceptables sobre mi altar; | porque mi casa es casa de oración, | y así la llamarán todos los pueblos". Oráculo del Señor, que reúne a los dispersos de Israel: | "Todavía congregaré a otros, además de los ya reunidos". (Is 56, 1-8)

 

El nombre de los primeros cristianos

 

Mientras estudias estas cosas, ten en cuenta que Jesús mismo dijo que él era el camino.

"Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí". (Jn 14, 6)

Además, como vemos en el libro de los Hechos, a los primeros cristianos se les llamaban comúnmente "el Camino".

 

Saulo, respirando todavía amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, autorizándolo a traerse encadenados a Jerusalén a los que descubriese que pertenecían al Camino, hombres y mujeres. (Hch 9, 1-2)

 

"En cambio, esta es mi confesión ante ti: doy culto al Dios de mis padres según el Camino, que ellos llaman secta, creyendo en todo lo que está escrito en la Ley y los Profetas". (Hch 24, 14)

 

Eran plenamente conscientes de que, como cristianos, estaban llamados a seguir a Jesús por este nuevo camino.

 

La resurrección

 

Marcos concluye su evangelio con la resurrección de Jesús.

Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús. Y muy temprano, el primer día de la semana, al salir el sol, fueron al sepulcro. Y se decían unas a otras: "¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?". Al mirar, vieron que la piedra estaba corrida y eso que era muy grande. Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de blanco. Y quedaron aterradas. Él les dijo: "No tengáis miedo. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? Ha resucitado. No está aquí. Mirad el sitio donde lo pusieron. Pero id a decir a sus discípulos y a Pedro: 'Él va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis, como os dijo'". Ellas salieron huyendo del sepulcro, pues estaban temblando y fuera de sí. Y no dijeron nada a nadie, del miedo que tenían. (Mc 16, 1-8)


El propósito de esto es mostrarnos que la tumba está vacía y que Jesús ha resucitado de entre los muertos. Las mujeres no tuvieron tiempo suficiente para ungirlo debidamente el viernes, antes del descanso sabático, así que acuden temprano el domingo por la mañana para terminar su trabajo. Pero, al entrar en el sepulcro, un ángel les dice que no está allí, porque ha resucitado de entre los muertos. Les encarga avisar a Pedro y los demás discípulos, pero en vez de esto, ellas huyen sin decir nada a nadie, porque tenían miedo

Algunos estudiosos creen que este fue el final original del evangelio porque varios manuscritos antiguos omiten los versículos 9 al 20. Si esto es es cierto, sería un final muy abrupto y sorprendente, porque las mujeres simplemente huyen temblando de asombro y miedo, y no dicen nada sobre la resurrección de Jesús. Sin embargo, también sería un final muy eficaz.

Marcos deja su evangelio abierto para resaltar que la buena noticia sobre Jesús continúa en nuestras propias vidas. No se debe entender el primer versículo del evangelio —"Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios"— como el inicio de la parte introductoria del libro llamado "Evangelio según san Marcos", sino que la obra completa de Marcos es, más bien, la introducción al evangelio, esto es, las buenas noticias sobre Jesús, que continua hasta el final de los tiempos.

Otros estudiosos creen que es posible que se haya perdido el final original. En cualquier caso, parece que alguien añadió después los versículos 9 a 20 para dar al evangelio una conclusión más adecuada. Estos versículos resumen las apariciones de Jesús resucitado que se encuentran en los demás evangelios. Por su vocabulario y estilo se cree que no fueron escritos por Marcos. Pero esto no disminuye su valor para nosotros y se les considera escritura inspirada y canónica.

 

 

Tareas

 

  • Haz un "mapa" de todos los versículos en los que Marcos menciona el motivo del camino de Jesús. Para ello, puedes utilizar el archivo adjunto (en formato Excel o PDF). 

  • Explica el motivo del camino y cómo apunta al nuevo éxodo.

  • ¿Cuál es la diferencia entre el éxodo original y el nuevo éxodo?

 

  • ¿Cuál es la relación entre el bautismo de Jesús y la partición de las aguas del Mar Rojo en Ex 14?

 

  • ¿Qué significado tiene que los cielos se abrieran en lugar de las aguas durante el bautismo de Jesús?

 

  • ¿Cuál es la relación entre la Eucaristía del nuevo éxodo y el maná del éxodo original?

 

  • ¿Cuál es el significado del rasgamiento del velo del templo?

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